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segunda-feira, agosto 09, 2010

muy lejos del equilibrio

No hay nada más peligroso que una mala teoría econômica
por Steve Keen*
¿Por qué los bancos centrales ignoran sistemáticamente el dato de la proporción de la deuda en relación con el PIB?
La razón es muy simple: porque son economistas neoclásicos. No puedes llegar a ser banquero central sin algún diploma en economía, y la escuela de pensamiento dominante hoy en teoría económica es la neoclásica. Aunque buena parte de lo que ésta dice parece a primera vista inteligente, casi nada pasa de la charlatanería intelectual, según mostré en mi libro Debunking Economics, en donde resumí un siglo de profundas críticas a esa teoría, críticas que sus cultivadores han ignorado con premeditación.
Puesto que las críticas que de la teoría neoclásica han venido haciendo economistas y matemáticos podrían literalmente llenar bibliotecas enteras, no entraré aquí más que en la crítica de tres mitos neoclásicos que bastan para explicar por qué los economistas de obediencia neoclásica no pueden entender la dinámica de una sociedad como la nuestra, movida por el crédito. Los economistas neoclásicos creen que:
(1) La oferta de moneda nominal no afecta al producto económico real;
(2) El sector privado es racional, mientras que el sector público no lo es; y
(3) Se puede modelar la economía como si estuviera en equilibrio.
Lo que el primer mito trae consigo es que sus modelos matemáticos prescinden del dinero y de la deuda: el grueso de los modelos neoclásicos están construidos en términos - reales, y omiten completamente el dinero y la deuda. Así pues, puesto que la deuda ni siquiera aparece en sus modelos, se les escapa completamente la influencia de la misma (a pesar de que sus unidades de medida estadísticas funcionan muy bien registrando el nivel real de deuda).
El segundo mito significa que ignoran los hechos que apuntan a que la economía se halla muy lejos del equilibrio y significa también que malentienden los efectos de variables cruciales en el marco de desequilibrio en el que realmente vivimos.
Puedo ofrecer dos ejemplos del modo en que esto ha influido en los intentos de hacer comprender a los banqueros centrales que la proporción de la deuda en relación con el PIB es una magnitud muy importante: la discusión que hizo Ben Bernanke de la - Teoría de la deflación por deuda como causa de la Gran Depresión de Irving Fisher, y una discusión que yo mismo tuve sobre el asunto con un alto funcionario de la banca central australiana.
¿Bernanke un experto en la Gran Depresión?
Ben Bernanke accedió a su actual cargo [de presidente de la Reserva Federal de EEUU] en buena medida gracias a su reputación como experto en la Gran Depresión. En sus Ensayos sobre la Gran Depresión explicó por qué la mayoría de economistas no tomaban en consideración la teoría de Irving Fisher sobre las causas de la Gran Depresión, una teoría que destacaba la importancia de la deflación por endeudamiento:
- La idea de la deflación por endeudamiento se remonta a Irving Fisher (1933). Fisher contempló un proceso dinámico en el que unos activos a la baja y unos precios de materias primas igualmente en caída ejercían presión sobre los deudores nominales, forzándoles a la venta angustiosa de activos, la cual, a su vez, contribuía a la ulterior caída de los precios y a ulteriores dificultades financieras. Su diagnóstico le llevó a urgir al presidente Roosevelt a subordinar los problemas de la tasa de cambio a la necesidad de reflación, consejo que Roosevelt terminó por seguir. La idea de Fisher, empero, fue menos influyente en los círculos académicos, debido al contraargumento de que la deflación por deuda no significaba sino redistribución de recursos de un grupo (los deudores) hacia otro (los acreedores). En ausencia de grandes – e implausibles - diferencias en la propensión al gasto marginal entre los grupos, se le objetaba, las redistribuciones puras no podían tener efectos macroeconómicos significativos. (Bernanke, 1995, p. 17.) [1]
Aunque Bernanke se percata de que Fisher ― contempló un proceso dinámico, su explicación de por qué los economistas neoclásicos ignoraron la teoría de Fisher se expresa en términos intrínsecamente neoclásicos: ve la deflación por deuda como una mera redistribución del ingreso de un grupo social (deudores) a otro (acreedores). ¿Cómo es posible que la demanda agregada caiga tanto, si todo lo que ocurre es una transferencia de ingresos y riqueza de un grupo de consumidores a otro?
Pero cuando uno piensa en términos genuinamente dinámicos, el ingreso no es todo en materia de demanda agregada. En un contexto dinámico, la demanda agregada no es simplemente igual al ingreso, sino al ingreso más el cambio en la deuda.
En el curso de una burbuja financiera hinchada por la deuda – obvia precursora de una deflación por deuda -, los crecientes niveles de deuda impulsan la demanda agregada harto por encima de lo que ocurriría en condiciones normales, generando un auge tanto en la economía real como en los mercados de activos. Pero ese proceso viene a sumarse a la carga deudora soportada por la economía, especialmente cuando se usa la deuda para financiar la especulación con los precios de los activos más que para expandir la producción (pues eso incrementa la carga de la deuda, sin añadir capacidad productiva).
Cuando los niveles de deuda suben demasiado, el proceso que Fisher describió entra en acción, y los actores económicos pasan de aumentar voluntariamente sus niveles de deuda a buscar activamente reducirla. El cambio en la deuda se hace entonces negativo, lo que resta demanda agregada y el auge económico trueca en quiebra.
La deuda tiene poco impacto en la demanda cuando la razón entre la deuda y el PIB es baja: como en Australia en los 60, o como en los EEUU desde el comienzo de la II Guerra Mundial hasta los años 60. Pero en cuanto la proporción de la deuda en relación con el PIB llega a ser significativa, los cambios en la deuda pasan a dominar el rendimiento de la economía, como puede verse en los dos cuadros que siguen:
Cuadro 1: Demanda inducida por la deuda y desempleo: Australia
 Cuadro 2: Demanda inducida por la deuda y desempleo: EEUU
 Este es el efecto que pasaba por alto el marco neoclásico de Bernanke, que insistía en modelar el mundo como si siempre estuviera en equilibrio. El proceso de la demanda inducida por deuda resulta obvio cuando se piensa dinámicamente, pero si tratas de meterlo en la camisa de fuerza del equilibrio, como hacen los economistas neoclásicos, entonces no puedes entender nada de nada.
¿Un error de colegial?
En 2008, di una conferencia en un seminario que tuvo lugar en Adelaida, y al que asistía también Guy Debelle, un alto funcionario (para mercados financieros) del Banco Central australiano. Al terminar mi charla, comentó que no podía entender por qué buscaba yo relacionar comparativamente la deuda con el PIB, puesto que eso era tanto como comparar un stock con un flujo.
No me llamó entonces la atención esta observación crítica – para mí, las razones de la comparación resultaban obvias -, pero traté de responderle y me olvidé del asunto.
Un tiempo después, el antiguo colega y buen amigo de Debelle Rory Robertson, del Macquarie Bank, repitió las observaciones de Debelle en su circular sobre la tasa de interés, partes de la cual fueron luego reproducidas en varios blogs económicos, incluyendo el Business Spectator. Entre otras cosas, Rory decía que:
―El Dr. Steve Keen, entre otros, sigue cometiendo el error de colegial de comparar deuda e ingreso (un stock con un flujo, manzanas con naranjas) y pierde de vista lo principal.
La observación de que comparar deuda con PIB es cometer un error de confusión stock/flujo [2] puede parecer aguda a primera vista, pero lo cierto es que es un sinsentido. Lo que revela es que quien la hace no entiende de dinámica, cosa común a casi todos los economistas neoclásicos.
En términos dinámicos, la razón entre la deuda y el PIB te dice cuántos años tomaría reducir a cero la deuda, si todo el ingreso se dedicara a honrar la deuda. Es un indicador extremadamente valioso del grado de tensión financiera al que está sometida una sociedad (o un individuo).
En mi experiencia, el público general entiende perfectamente eso. Sólo los economistas parecen tener dificultades en comprenderlo: no porque resulta difícil, sino porque están profesionalmente entrenados para no prestar atención al análisis dinámico, y por lo mismo, y a diferencia de los ingenieros de sistemas, no se les ha enseñado que las comparaciones entre stocks y flujos pueden ser indicadores extremadamente importantes del estado de un sistema.
La ignorancia en marcha: hacia un capitalismo zombi
Con tamaña ignorancia de la dinámica de la deuda, los economistas académicos y los bancos centrales de todo el mundo esperan haber dejado atrás la crisis, aun cuando la causa de la misma – los excesivos niveles de la deuda privada - no ha sido atacada. Recomiendan el retroceso de los paquetes de estímulo público en la creencia de que la economía puede regresar a la normalidad tras las perturbaciones de la Gran Crisis Financiera.
Lo cierto es que lo ― normal en el último medio siglo ha sido un crecimiento insostenible de la deuda privada que, finalmente, ha terminado en una cumbre de la que ahora se está despeñando. Y a medida que vaya cayendo –porque los banqueros no quieren prestar, porque las empresas y los hogares no quieren tomar prestado, por la intención generalizada de reducir deudas, por quiebras y por bancarrotas —, la demanda agregada se reducirá hasta niveles muy por debajo de la oferta agregada. Por consecuencia, la economía trastabillará erráticamente, y sólo los estímulos públicos podrán reanimarla.
Será, sin embargo, un capitalismo zombi: las reducciones de deuda del sector privado vendrán a contrarrestar los intentos públicos de estímulo de la economía a través del gasto financiado con deuda pública. El crecimiento, si llega a darse, no será lo bastante alto como para evitar un desempleo creciente, y lo más probable es que el crecimiento se evapore en cuanto se retiren los paquetes de estímulos.
El único cursi de acción razonable pasa por reducir los niveles de deuda. Como sostiene Michael Hudson, hay una sencilla dinámica que resulta ineluctable: las deudas que no se pueden pagar, no serán honradas. La única cosa que hay que hacer es elaborar políticamente la manera en que ha de proceder esa sencilla dinámica.
Puesto que los préstamos fueron irresponsablemente ampliados por el sector financiero, a fin de apoyar esquemas piramidales tipo Ponzi en los mercados de valores y en los bienes raíces, deberían será los acreedores y no los prestatarios los que cargaran con los daños: exactamente lo contrario de la mentalidad de los rescates que ha dominado en todos los gobernantes del mundo.
Desgraciadamente, tendrá que haber un largo período de fracasos de las políticas económicas convencionales, antes de que se pongan por obra políticas alternativas, como la reducción deliberada de la deuda. Aplicar esas políticas alternativas requerirá un cambio espectacular de mentalidad, y probablemente también, un cambio generalizado de la vieja guardia de las elites políticas.
Requerirá asimismo romper con la hegemonía de la teoría económica neoclásica en la ciencia económica. Yo dudo mucho de que la profesión académica, o los economistas de los bancos centrales y de los ministerios de finanzas, sean capaces de cambiar. El cambio tendrá que venir de los rebeldes dentro de la profesión y de científicos ajenos a ella pero dispuestos a tomar al asalto una disciplina que los economistas han conducido al fracaso.
La segunda década del siglo XXI promete ser espectacular: política y económicamente.
NOTAS: 
[1] Bernanke llegó a desarrollar su propia interpretación de la teoría de Fisher. No entro en esa interpretación; no me parece que valga la pena el esfuerzo. 
[2] Un flujo es una magnitud económica medida como una tasa por unidad de tiempo; un stock, una magnitud medida en un momento del tiempo [n.T.].
(*) Steve Keen es un reputado economista australiano que trabaja en modelos matemáticos dinámicos, y que se ubica a sí mismo en la “tradición científica de Marx-Schumpeter-Keynes-Robinson-Sraffa-Minsky”. En los últimos años ha saltado las barreras de la estricta reputación académico-científica al construir un modelo matemático dinámico (a partir de las ya clásicas intuiciones de Hyman Misnky) que le permitió pronosticar en 2005 la crisis financiera capitalista que estalló en 2008.
Traducción: Miguel de Puñoenrostro
Fonte: Sin Permiso (http://www.sinpermiso.info)

quinta-feira, janeiro 07, 2010

prosa de economista (uma aula)

Conversas com Economistas Brasileiros* - Trechos de entrevista de MARIA DA CONCEIÇÃO TAVARES (1995)

MÉTODO NA PESQUISA ECONÔMICA BRASILEIRA

Qual o papel do método na pesquisa econômica?

Todo mundo sabe que no Brasil todos os grandes formadores de “Escola” não têm método nenhum! São todos ecléticos, todos! Ora, qual é o método?

Com exceção do doutor Furtado e alguns discípulos cepalinos ou marxistas, que ainda podem dizer “método histórico-estrutural”, eu quero saber qual é o método dos outros. “Qual o método em voga nesse país?” A “falsificação de hipóteses” num método econométrico?! A primeira coisa em método é qual a escolha das hipóteses, a qual se prende muito mais à visão histórica e à experiência do pesquisador para demarcar o “território” da pesquisa.

Quem é da tradição histórico-estrutural pode usar elementos teóricos de várias escolas e tentar integrá-las. O Prebisch usou na segunda versão da “teoria da deterioração dos termos de troca” o método neoclássico, quando pretendeu, sob influência de alguns professores do MIT, fazer uma versão mais “acadêmica” para consumo norte-americano. A sua formulação original, baseada numa análise histórica, pode ser utilizada por várias “escolas”. Tanto é assim que se pode ter uma “lei de Walras” aplicada aos resultados de sua pesquisa, bem como uma lei “marxista” do desenvolvimento desigual. Porque ele não tem nada que ver com isso, estava pouco ligando! Ele era um keynesiano de origem, e daí? Foi presidente do Banco Central e olhou o sistema internacional e disse: “A Argentina vai se dar mal!” e a partir daí fez uma coisa herética: lançou as taxas múltiplas de câmbio. Mais tarde escreveu o seu célebre ensaio[1] sobre problemas teóricos e práticos do desenvolvimento latino-americano, que é um clássico para todos os pensadores do “subdesenvolvimento” ou do chamado esquema “centro-periferia” ou ainda do “desenvolvimento desigual do capitalismo”.

O método “histórico-estrutural” no pensamento econômico latino-americano deve-se a ele e a Furtado. E nós todos, seus discípulos, somos históricos estruturais, todos! O Carlos Lessa idem, o João Manuel Cardoso de Mello também. Não importa que o João Manuel critique a teoria da CEPAL, ele a critica usando as relações sociais de produção mas é uma crítica interna. Não importa que ele critique a Teoria da Dependência, ele não a nega, critica-a por dentro, mesmo que os seus fundamentos teóricos sejam schumpeterianos ou marxistas! Portanto ele está no interior da escola latino-americana fazendo uma crítica histórico-estrutural.

Na abordagem histórico-estrutural as instituições acabam aparecendo, mas não se pode chamar de institucionalista a esse pessoal! Não pode. Institucionalista é outra coisa, e, em Economia, não tem nenhum institucionalista de peso neste país! Se viesse a ter um alguma vez seria provavelmente o Delfim. Se escrevesse novamente a fundo, com a sua experiência das instituições capitalistas brasileiras e da sua evolução... Mas ele só escreve artigos curtos para criticar a conjuntura atual. A famosa tese do Delfim sobre o café[2] é histórico-estrutural, embora envolva uma análise de política econômica da época.

Qual é o papel da Matemática e da Econometria na Economia?

Da Matemática, do ponto de vista prático, nenhum! Os últimos ensaios de Matemática aplicada à economia são antiqüíssimos, da década de 50. A Econometria é diferente, porque a Econometria, apesar de estar cheia de furos, de problemas, é uma tentativa de testes empíricos de hipóteses que servem para avaliar a “verossimilhança” de um modelo. Não se trata de confirmar que a validade está bem representada por algum modelo teórico consistente. Agora, a Matemática serve para quê? Para fazer avançar a teoria walrasiana na direção das nuvens, isso não há dúvida nenhuma. E o que eles estão fazendo agora não é nenhuma contribuição maravilhosa, porque já teve uma escola matemática importante: a francesa, que deu lugar àqueles que estão em Harvard e no MIT, não aos que estão em Chicago. [Gerard] Debreu foi representante da grande escola matemática, que foi a francesa. Depois é que ele se passou para os americanos. Os “novos clássicos” de Chicago são uns apologetas.

O que se vê atualmente é uma formalização crescente, de forma abstrata, da “teoria da escolha pura”, não tem nem Economia aplicada, nem interpretação.

Se os modelos não têm como incorporar nada que tenha a ver com a realidade, não são nem indutivos nem dedutivos. Então, tanto os modelos de “escolha pura”, como os da “teoria dos jogos”, não servem para nada! Servem só para o jogo das contas de vidro, como dizia o velho escritor Hermann Hesse[3]. O papel da Matemática é mistificar, levar você para o jogo das contas de vidro. Porque a matemática, para ser rigorosa, só é passível de desdobramento ou em modelos de equilíbrio geral, ou em modelos dinâmicos mas abstratos.

A pseudomatemática dos modelos que permitem derivações de política econômica, não é Matemática. Para fazer uma IS-LM não se precisa de Matemática nenhuma. Dado que você não deriva nem deduz a política econômica de modelos, a não ser heurísticos ou por simulação com experimentação numérica.

Os modelos matemáticos em Economia em geral só têm hipóteses uma vez fixados objetivos e cenários alternativos. A maioria não passa de uma axiologia da escolha pura. Lembra do Hahn? Não se pode nem incluir moeda. Como é que não se pode incluir moeda, se a economia capitalista é monetária? Seja eu keynesiano ou monetarista tenho de levar em conta a moeda. Mas colocar o papel da moeda num modelo de “escolha pura”? Não é possível! Fica a variável n+1, mais uma mercadoria, num sistema de determinação simultânea, não dá nada. Como tratar o ciclo, se o modelo não tem dinâmica? Os neo-walrasianos estão até hoje procurando o modelo de ciclo. “É, mas dá bolhas”. Claro que dá bolhas, se você tem um modelo walrasiano de equilíbrio geral e introduz expectativas racionais com informação incompleta ou “incerta” e aparece especulação. Mas aquilo explica o quê? Nada! Isso só serve nos modelos de aplicação matemática ao mercado financeiro, que são modelos especulativos puros. Quem está trabalhando nisso, por exemplo, é aquele menino[4]11 que está lá em Chicago, não são os novos teóricos da economia “neoclássica”.

Mas a matemática tem também uma força de retórica...

O que eu digo é que a força da retórica exige uma Matemática elementar. Ninguém trabalha com modelos matemáticos sofisticados apenas para ter força de retórica. Simplesmente porque sequer a maioria dos alunos acompanha.

Então você faz um modelo de dinâmica não-linear, mas ninguém acompanha, porque é complicadíssimo. Na pesquisa econômica, como em qualquer ciência social, você escolhe um conjunto de hipóteses, que tem algo que ver com a realidade que você quer pesquisar, senão não é pesquisa econômica.

Volto a insistir, os modelos de matemática em geral são de “escolha pura”, não são modelos de pesquisa sobre a realidade econômica. Para fazer pesquisa econômica é preciso ter um conjunto de hipóteses que tenham sido, por um processo de redução teórica, inferidas de alguma realidade histórica. Todos os teóricos relevantes fizeram isso. Gary Becker, por exemplo, não o fez, por isso ele diz os equívocos que diz. Ele estava interessado no comportamento do consumidor numa sociedade de massas ao invés de fazer uma sociologia econômica. Fez lá como pode. Não vale nada do meu ponto de vista. Não estou dizendo que ele não tenha tentado usar o “método científico”, mas seguramente não merecia o prêmio Nobel.

A Matemática é um instrumento auxiliar para modelos complexos. A linear não adiantava nada, dado que os fenômenos econômicos não são lineares. Os modelos da simetria não valem nada, dado que a economia não é simétrica, é toda assimétrica. Agora, tem um campo no qual você pode fazer um desenvolvimento eventualmente prático do modelo matemático dinâmico, que é o campo da especulação. Por quê? Porque você supõe um modelo de “caos”, que não tem lei de determinação, que não é dedutivo nem indutivo.

Assim mesmo é um empirismo rasgado. Você examina durante décadas o comportamento de algum mercado financeiro, verifica que há três ou quatro figuras que o descrevem razoavelmente e tenta estudar as suas propriedades matematicamente. Isso você pode fazer. Aí pega-se a teoria dos jogos: ela também não foi feita para estudar estruturas de mercado assimétricas, com grandes empresas e pequenas, foi feita para estudar duopólios ou oligopólios simétricos. Se, em vez disso, houver oligopólios assimétricos e embaixo uma brutal dispersão de empresas, para que serve a teoria dos jogos? No Brasil, onde há uma assimetria de poder muito grande nas empresas aqui existentes, para que serve a teoria dos jogos? Não serve para nada, e você embarca!

Então, um dos problemas do método científico é que você tem que saber para que foi feita a teoria, senão é impossível. Todo o problema da teoria do desenvolvimento está ligado ao método histórico-estrutural. Tanto o que foi escrito sobre desenvolvimento, como o que foi escrito sobre política econômica tem essa base. Ah, dirão vocês, mas houve uma ruptura com os modelos da inflação inercial da PUC. É verdade, dado que os modelos FGV/RJ não têm teoria nenhuma. É uma combinação entre Chicago e Harvard, uma confusão! Coisa que o próprio Mário Henrique reconhece, ou pelo menos disse a mim, não sei se reconhece publicamente.

A realidade econômica é redutível?

Sim, a realidade econômica pode ser teoricamente redutível. O problema é saber até que ponto é possível abstrair de uma realidade econômica complexa, uma hipótese redutora simples. Como é que se constrói teoria? Fazendo abstração de uma porção de coisas e tomando para as hipóteses explicativas determinante aquilo que você considera fundamental. É o vício ricardiano, como diziam Schumpeter e Keynes. Por que Ricardo é considerado o primeiro teórico da Economia? Porque ele fez isso, os outros não. Os outros escreviam grandes histórias institucionais, estruturais. O Adam Smith é um gênio, dá para reler até hoje. Já o Ricardo só dá para reler como pesquisa teórica, só por quem tem paciência para agüentar o espírito teórico dele. Mas ele foi o primeiro a fazer isso.

E qual a importância das instituições?

Não existe economia sem instituições. Mercado é o quê? É um conjunto de instituições. Você tem que ver se tem igual poder, como está estruturado, como opera. Se você não é capaz de estruturá-lo, você não está falando nada! Você até pode não falar que os empresários nacionais são a pata fraca do tripé que tem ainda o Estado e o capital estrangeiro, desde a República Velha, mas tem que levar em conta como é que operou a moeda neste país e como é que operaram as normas jurídicas. Por que a tese do Fiori fala em dinheiro e normas? Quantas reformas monetárias já fizemos? Quantas vezes mudamos as normas nesse país? Por quê? Porque não é uma economia estabilizada, estruturada, com oligopólios simétricos, não é um Japão, não é a Alemanha. Não é os Estados Unidos. Não tem uma moeda conversível, não tem tecnologia própria, então já cai na definição do Prebisch: é uma economia periférica. Tem uma relativa homogeneidade social? Não tem. E esta situação não é apenas injusta. A definição do subdesenvolvimento tem a ver com a desigualdade estrutural. O que quer dizer injusto[5]? Injusto do ponto de vista de quem? De um critério ético? Mas ética nunca foi o critério da Economia. Uma filosofia moral das ciências houve no século XVIII, começo do XIX, depois não. “Ah, mas eu estou interessado na ética” [6]. Então fico interessado na ética, pelo que ela tem a ver com o problema da cidadania, da relação dos agentes sociais com o Estado. Como economista, não estou preocupada com a distribuição de renda apenas por razões éticas. Estou preocupada porque isso não dá um funcionamento regular, o ciclo é curto. Gera consumo depois cai, endivida. Está na minha tese de livre-docência[7]. Aliás, já estava no meu “Auge e Declínio da Substituição de Importações” (1962/64) e no ensaio que escrevi com Serra “Além da Estagnação” (1968/70)[8]. Por que o ciclo é curto? Monta-se tudo a martelo, implanta-se uma indústria de golpe, transfere-se tudo, inclusive as empresas, de golpe! Põe-se uma regra cambial, uma regra fiscal que não dura um ano, uma regra monetária que não dura seis meses. Como é que se pode imaginar que isso vai funcionar? É um disparate.

Não há estabilidade institucional?

Exatamente. Este é o modo institucional de uma economia assimétrica, com uma burguesia predatória, que periodicamente assalta o Estado. Para assaltar o Estado tem que poder mudar as normas, tem que fazer reformas constitucionais o tempo todo, tem que poder emitir moeda da maneira que seja. Quais são as instituições que determinam o poder de uma elite que é muito predatória e muito volátil? Qual é a grande empresa brasileira privada que está aqui há duzentos anos? Nenhuma. Quantas camadas de empresariado e de burguesia já foram feitas desde que eu cheguei no Brasil há quarenta e dois anos? Dos grandes sobrou o Antônio Ermírio [de Moraes] e poucos mais. A Votorantim na década de 50 era uma grande empresa, do tamanho da Samsung àquela altura, que também era pequena em termos internacionais, mas era uma grande empresa para o Terceiro Mundo. Hoje não é nada do ponto de vista “global”.

Quais são as grandes empresas que sobraram? As três grandes estatais, que foram construídas sob forma de corporações. Mas isso é corporativismo. Ué, e haveria de ser o quê? E as corporations são o quê? É a maneira de fazer corporação atrasada, num país atrasado. Fizeram as corporações fora do tempo, num “capitalismo tardio”. Agora querem que a economia seja concorrencial. Mas o que quer dizer concorrencial? É preciso discutir as instituições que estão por trás, senão inventa-se de passar a Rússia para o mercado e fica aquela confusão que está lá. Se o Vargas tivesse resolvido, no tempo da missão Niemeyer, fazer um Banco Central independente, este país não teria andado para lugar nenhum. Como, aliás, resolveu fazer a Argentina e não andou para lugar nenhum durante 30 anos.

PENSAMENTO ECONÔMICO BRASILEIRO E TEORIA ECONÔMICA

Até que ponto somos colonizados academicamente?

É claro que somos colonizados academicamente, não tem saída, todos os das novas gerações foram muito influenciados pelas escolas americanas. A capacidade de produzir pensamento autóctone à direita e à esquerda está diminuindo.

Eu não posso chamar o Delfim [Netto] de colonizado academicamente, posso? Os mais velhos não são colonizados academicamente, usavam os “modelos” à disposição com a maior tranqüilidade. O pensamento era eclético. Aí vão dizer: “os novos não são ecléticos!” Que não são ecléticos, que nada! Uma das coisas que mais me irrita é a absoluta falta de rigor do chamado pensamento neoclássico brasileiro. Fui professora de Micro e Macroeconomia e explicava os fundamentos do pensamento neoclássico. Meu catedrático era neoclássico, o velho Bulhões, que também não sabia direito quais eram os fundamentos. Como eu era matemática, explicava os fundamentos, o que eram aquelas curvas. A economia não anda em cima de curva, que história é essa de andar em cima de curva?!

Um negócio de maluco! E dizem que isso é Matemática. Não é verdade. Então, não é que a elite universitária é só colonizada academicamente, é também muito superficial e ignorante, eclética, modista, e pelo prestígio faz qualquer sacrilégio.

Se o cara quer ser bem aceito em um país como este, ele segue a moda. Qual é a moda agora? Chicago. Lá vai o cara! Mas não resiste, ninguém é rigoroso. Você acha que tem aqui algum Chicago-boy rigoroso como teve no Chile? Nenhum! O mais Chicago-boy foi o Langoni, o primeiro a ir para lá.

Era rigoroso? Imagina! O livro que ele escreveu sobre desenvolvimento[9] não era de Chicago. Tem algum keynesiano autêntico no Brasil? Name one. Fica difícil teoricamente. Tem em Campinas e aqui na UFRJ. Mas quantos keynesianos temos aqui na nossa escola, que é uma escola keynesiana? Quantos são keynesianos para valer? Não tendo a nova geração framework estrutural, não sendo da escola histórico-estrutural, fica difícil. Evidente que todos lêem o Furtado, a mim, o João Manuel Cardoso de Mello, mas não basta ler. Tem que ser ensinado.

O pessoal da PUC-Rio é “neo-estruturalista”, fez um modelo, que embora fechado era “rigoroso”. Depois agregaram a taxa de câmbio, mas não sabiam o que fazer com ela. Assim a taxa de câmbio aparece ora como objetivo ora como variável expectacional. Já é um chute em cima do modelo, porque umas variáveis são estruturais, as outras são expectacionais. Isso é um ecletismo que de algum modo a situação brasileira requer. Dado que é um país muito atrapalhado, não dá para pegar uma teoria que foi feita em outras condições e aplicar aqui. Um neoclássico da FGV pode se apaixonar por um problema — a dívida externa — e levá-lo às suas últimas conseqüências. En passant, a influência do pensamento econômico não determina se o sujeito é de esquerda ou de direita, é a sua prática (até o fim da vida, de preferência). Pode-se ser um “marxista” de salão ou um “marxiano” acadêmico e não dar a mínima importância à questão das desigualdades sociais. O que é interessante, para não dar tanta ênfase à formação das escolas na opção ideológica do sujeito.

Se vocês fizerem uma pesquisa nas teses, concluirão que todas as escolas começaram por teses centrais sobre economia brasileira. Roberto Campos, o Delfim Netto, o Mário Henrique Simonsen, eu, todos trabalhávamos sobre economia brasileira. Todos tínhamos uma preocupação com a realidade, com o entendimento do nosso país. E não tem certos ou errados nessa brincadeira, fosse da esquerda ou fosse da direita, todos tinham um mínimo de espírito público, enquanto professores todos estavam preocupados em entender este país e transformá-lo de alguma maneira.

Como é que isso mudou? Mudou para o “rigor”. O que quer dizer “rigor”? Não quer dizer nada. O pseudo-rigor quer dizer apenas usar um instrumental de quinta categoria, fazer IS-LM ou mark-up sobre salários, que não equaciona nenhum dos problemas da economia brasileira. Tem uma ala técnica, uma teórica, a ala de Economia aplicada, tem uma ala que faz uma espécie de antropologia econômica, o pessoal do Museu Nacional. Aí você vê como é que abre o espectro de preocupações frente à complexidade do Brasil. Isto é conhecido, desde os clássicos brasileiros, como antropofagia cultural: você engole e digere uma série de teorias e informações espalhadas pelo mundo. Antes era só pelo círculo das elites e agora é pelo círculo das elites mais a mídia.

Construções como curvas de indiferença, mercado e isoquantas de produção são válidas?

Curvas de indiferença e isoquantas da produção como instrumentos de uma teoria da escolha estática foram válidas. Mercado, já dissemos, é uma estrutura composta de instituições e de relações dinâmicas, não é redutível a nada disso. O “mercado” visto pelo Pareto assumia que, com o conjunto de curvas de indiferença, que dava as preferências dos consumidores, e com o conjunto de isoquantas, que dava as possibilidades de produção, era possível exprimir as duas forças do mercado, que são a demanda e a oferta. Como demanda e oferta marshaliana para ele não significavam nada, ele foi por trás das curvas e tentou explicá-las. Portanto ele estava tentando fazer uma “teoria” que explicasse quais são os fundamentos por trás da demanda e oferta. Não é o problema de ser válido, é claro que é válido do ponto de vista teórico-abstrato. Você pode ter uma teoria que está limitada a ver o ponto de encontro entre demanda e oferta e achar o preço. Ou então uma outra, que é a do Walras, que fala: não é nada disso. Tem um conjunto de n variáveis e tem um equilíbrio geral, que, para se encontrar, deve-se resolver n equações com n incógnitas.

O Pareto vem na direção neoclássica, na descendência de pontos de demanda e oferta e não do equilíbrio geral. Alguém perguntará, “isto exprime a realidade ou é uma aproximação válida à noção de mercado contemporâneo?” Definitivamente não.

Essas teorias têm utilidade?

Hoje, não. Na altura tiveram, pois estávamos na idade das trevas, quando não se conseguia fazer teoria nenhuma! Não se sabia mais nem o que era mercado, então tinha-se o direito de teorizar dessa maneira. Já o velho Schumpeter não teoriza assim. E Karl Polanyi, que escreveu na década de 40 [1944] A Grande Transformação, é outra maneira de ver, a correta do meu ponto de vista, histórico-estrutural. Ali você tem que fazer uma sociologia, ou uma história, ou uma análise estrutural. Se é questão de preferência, eu prefiro aquela. Mas houve um avanço “teórico” sobre Marshall, com Pareto. Um avanço que ao mesmo tempo esteriliza os insights que Marshall teve. Em geral, quando você faz um desdobramento teórico mais rigoroso do que o mestre, desorganiza tudo o que ele disse de importante. Os discípulos do Keynes fizeram a mesma coisa.

Os grandes mestres têm capacidade descritiva e intuitiva do que está ocorrendo, estão localizados historicamente, sabem do que estão tratando. Mas é rigoroso fazer aquela curva de demanda e oferta e andar em cima da curva? Não é rigoroso. Não é para andar em cima das curvas, vamos ver o que está por trás delas e deduzamos a curva conforme o mapa dos pontos de preferência em que o consumidor está localizado. E o que foi que o Hicks fez? Pegou essa idéia. E como eram mercadorias trocadas por mercadorias, e ele sabia que isto não era o mercado, botou uma outra: o dinheiro. É outra contribuição teórica. Na linha neoclássica, é evidente que temos o Marshall, o Pareto e o Hicks, que aperfeiçoam o instrumental precário, que até hoje é dado nas universidades! E até hoje tem maluco andando em cima da curva da oferta e em cima da curva da demanda! (risos)

É uma atrofia da teoria. E isso não tem nada a ver com ser neoclássico, tem a ver com o pensamento teórico científico deste país que está indo de mal a pior. Não há nenhuma possibilidade de os consumidores se moverem sobre curvas de indiferenças como eles dizem. Nem por preferências reveladas.

A teoria muitas vezes é redutora. Você pegou o primeiro, que é o Marshall, todo mundo desdobra. Em geral a teoria não segue, a não ser para os grandes pensadores, uma interpretação nova da realidade. A teoria é um desdobramento didático de pensadores mortos há cem anos, como dizia o velho Keynes. O Marshall já morreu faz quinhentos mil anos e os alunos e professores continuam disparatando e andando em cima das curvas, coisa que o velho não mandou fazer!

(*)BIDERMAN, Ciro; COZAC, Luis Felipe L.; REGO, José Marcio. CONVERSAS COM ECONOMISTAS BRASILEIROS. 1ed. São Paulo: EDITORA 34, 1996.

[1] Prebisch (1949) “Desenvolvimento econômico da América Latina e seus principais problemas”.

[2] Delfim Netto (1959) O Problema do Café no Brasil.

[3] Hesse (1943) O Jogo das Contas de Vidro.

[4] Refere-se a José Alexandre Scheinkman, nascido no RJ, atual chefe do Departamento de Economia da Universidade de Chicago.

[5] Refere-se à afirmação de Fernando Henrique Cardoso: “O Brasil não é mais um país subdesenvolvido, é um país injusto”.

[6] Alusão a Giannetti da Fonseca (1993) Vícios Privados, Benefícios Públicos? A Ética na Riqueza das Nações.

[7] Tavares (1978b) Ciclo e Crise na Economia Brasileira.

[8] Capítulos Tavares (1972) Da Substituição de importações ao Capitalismo Financeiro: Ensaios sobre a Economia Brasileira.

[9] Delfim e Langoni (1973) Distribuição de Renda e Desenvolvimento Econômico do Brasil.


sexta-feira, outubro 09, 2009

sobre o tradicional

Os moedeiros falsos - Paul Singer, 6 de Abril de 2009.

Este é um livro a respeito da globalização, em sua modalidade neoliberal, que vem se impondo nas últimas décadas na maior parte do mundo e mais recentemente também no Brasil. José Luis Fiori examina criticamente as políticas exigidas pela globalização e o pensamento doutrinário que as racionaliza e justifica. Nada é mais importante e urgente.

As políticas de globalização, também conhecidas como de "ajuste estrutural", redesenham por completo os limites entre o público e o privado, reformulam o papel do Estado na economia e na sociedade e modificam o relacionamento econômico entre os cidadãos de nações diferentes. Elas são justificadas como imposição da modernidade e do progresso econômico e social, embora representem um recuo histórico a meados do século passado. Fiori se lança ao combate a estas políticas, com o denodo de quem sabe que nada contra a corrente.
"Os Moedeiros Falsos" é composto por oito ensaios, sete entrevistas e três conferências, todas feitas entre julho de 1994 e agosto de 1997. O primeiro ensaio, que dá nome ao livro, foi publicado em 3 de julho de 1994 e inspirou-se obviamente no lançamento do Plano Real e na ascensão vitoriosa da candidatura de Fernando Henrique Cardoso à Presidência da República. Este ensaio enquadra o Plano e o candidato no movimento mais geral de inserção do Brasil e do resto da América Latina no campo hegemônico do neoliberalismo. Fiori mobiliza seu largo conhecimento histórico para dar o sentido maior dos embates então vividos pelo país.

Não esconde que a figura do atual presidente o fascina como dublê de intelectual e político. Grande parte dos ensaios e entrevistas ocupam-se dele. Fiori conhece bem a obra de FHC e utiliza a teorização da dependência e da vocação política da burguesia brasileira pelo sociólogo para explicar a trajetória política recente de FHC, o senador, o ministro e o presidente. A explicação faz sentido. Em meados dos 60, FHC descobriu que a burguesia brasileira, e por extensão dos países subdesenvolvidos, procura viabilizar a industrialização não pelo enfrentamento da competição dos capitais do mundo desenvolvido, mas mediante a associação com eles.

Nesta teorização, de clara inspiração marxista, FHC critica e desvenda o desenvolvimento associado. Mas, 25 anos depois, o sociólogo tornou-se um dos principais líderes políticos do Brasil. Cumpria posicionar-se diante da crise econômica e política, que tomava a forma de superinflação incontrolável e ruptura potencial entre a classe dominante e o aparelho de estado, então objeto de saque e desmonte por parte de Collor e companhia.
E Fiori aponta a continuidade oculta entre a teorização de FHC e o seu posicionamento posterior: "E frente a esse desafio tomou sua primeira e fundamental decisão: resolveu acompanhar a posição do seu velho objeto de estudo, o empresariado brasileiro, e assumiu como fato irrecusável as atuais relações de poder e dependência internacionais. Deixou o seu idealismo reformista e ficou com seu realismo analítico abdicando dos 'nexos científicos' para propor-se como 'condottiere' da sua burguesia industrial, capaz de reconduzi-la a seu destino manifesto de sócia-menor e dependente do mesmo capitalismo associado..." (pág. 17).

Há sempre certa presunção na tentativa de desvendar motivações alheias. Se Fernando Henrique Cardoso abandonou ou não seu idealismo reformista, jamais saberemos. Mas é inegável que resolveu ligar seu destino ao da burguesia brasileira (e internacional) e que obrigou o PSDB a acompanhá-lo neste caminho, fazendo-o abandonar o percurso anterior de "centro-esquerda", em que posturas e interesses antiburgueses ocupavam certo espaço.
Neste sentido, Fiori pôs o dedo na ferida. E é preciso notar que aproximar-se do empresariado era mais fácil no período anterior, em que a resistência ao regime militar reunia no mesmo barco a esquerda e setores importantes da burguesia. Mas Fernando Henrique Cardoso fez sua opção, como bem mostra o livro de Fiori, quando a burguesia já tinha aderido ao neoliberalismo, colocando-se em confronto direto com todos os setores populares, inclusive com a parte do empresariado que não queria ou não podia se internacionalizar.
As análises de Fiori percorrem com a mesma desenvoltura e competência a história econômica e política e a evolução das doutrinas econômicas, mostrando o permanente entrelaçamento entre prática e teoria. É interessante observar como a história é indispensável ao labor crítico e como, pelo contrário, é inteiramente dispensável ao pensamento apologético da tendência dominante.

O neoliberalismo e seu núcleo duro -o pensamento neoclássico- tomam por base a natureza humana e o comportamento racional dos agentes. Não sentem necessidade de demonstrar empiricamente que os mercados, entregues à sua própria dinâmica, sempre otimizam a alocação dos recursos e liquidam todos as mercadorias oferecidas. Conseguem demonstrá-lo mediante um recurso conceitual: tudo o que não se vende simplesmente não atingiu o preço desejado pelo vendedor. E todas necessidades não satisfeitas resultam de opções racionais dos sujeitos, que preferiram utilizar seus recursos para outras finalidades.
Com estes pressupostos é possível sustentar "cientificamente" que o desemprego, por exemplo, é sempre voluntário. Os desempregados o são porque não aceitam o salário que os empregadores podem lhes pagar, dada a produtividade potencial dos primeiros. E os pobres, desde que não tenham sido roubados ou escravizados, devem sua condição apenas às suas próprias opções. Portanto, numa economia "livre", em que cada indivíduo é dono de seu destino, o desemprego e a pobreza não são males sociais, mas resultados inevitáveis do acaso e das opções individuais.

Para quem acredita nestas proposições, a análise histórica é, na melhor das hipóteses, secundária. Mas, para quem não está convertido a elas e quer entender de que modo estruturas econômicas, políticas e jurídicas produzem hierarquias de poder e desníveis socioeconômicos, a análise histórica é imprescindível. E Fiori mostra bem como a tentativa anterior de aplicar o liberalismo na íntegra levou a crises, que fizeram a tentativa malograr. Seguiram-se décadas de depressão e uma guerra mundial, ao fim das quais o capitalismo entrou em seus "anos dourados", quando o crescimento atingiu o seu ápice, o desemprego quase desapareceu e construiu-se o "welfare state", "a mais ambiciosa e bem-sucedida construção republicana de solidariedade e proteção social" (pág. 88).

Em vários capítulos, Fiori aborda a crise e o fim dos "anos dourados", que originam a atual era de hegemonia neoliberal. Esta análise é crucial e está longe de ser completada. Fiori aponta os fatos essenciais: a liquidação do sistema internacional de pagamentos armado em Bretton Woods, nos 70, a desregulamentação financeira e a supremacia ganha pelo capital internacionalizado, o verdadeiro novo poder que emerge da globalização.

O atual confronto entre o grande capital internacionalizado e cada um dos estados nacionais só se explica por toda uma série de mudanças "políticas" -a tolerância do euromercado, a queda das barreiras tarifárias, o fortalecimento do FMI e do Banco Mundial, como executores dos ajustes estruturais- que foram implementadas num período -os anos 80- em que a social-democracia governava a França, a Espanha e numerosos outros países europeus. E em que ditaduras militares iam sendo substituídas por democracias em grande parte dos países hoje chamados de "emergentes".

Fiori dedica uma de suas páginas mais brilhantes à confusão ideológica que reinava até há pouco nas fileiras da social-democracia, dividida entre a necessidade de parecer confiável aos detentores do capital globalizável e os interesses objetivos de sua base social. É importante assinalar que esta confusão está começando a ser superada, o que permitiu o recente renascimento da social-democracia na Itália, Reino Unido e França. Pode parecer pouco, mas a denúncia do desemprego como "horror econômico" e o reconhecimento de que cabe aos governos eliminá-lo é essencial para escapar da tirania do "pensamento único" neoliberal.
Um dos elementos que Fiori maneja com sagacidade é o "tempo". Ele sabe muito bem que
o tempo é inteiramente abstraído das análises neoclássicas do equilíbrio: forças exógenas perturbam o equilíbrio de mercado e aí -"desde que nenhum agente extra-econômico, como governo, sindicatos etc., interfira"- os agentes executam uma série de tentativas, rejeitando as erradas e aproveitando as certas, até conseguirem definir novos comportamentos ótimos; deste ponto em diante, a conduta otimizadora é sempre reiterada, o que reconstitui o equilíbrio. Não se faz a pergunta embaraçosa: quanto tempo leva esta procura do ótimo? Será que as vítimas das tentativas erradas se dispõem a esperar todo este tempo, até que a otimização se complete?

A questão é crucial para viabilizar politicamente os ajustes estruturais. E Fiori aponta repetidamente que é considerável, para dizer o mínimo, o tempo que os efeitos benéficos levam para se fazerem sentir. "No caso das experiências bem-comportadas, as etapas de estabilização e reformas tomaram de três a quatro anos cada uma, e até uma década para a retomada efetiva do crescimento. Neste quadro, como é óbvio, fica difícil obter credibilidade para políticas neoliberais junto ao empresariado, seu aliado indispensável e, pior ainda, junto aos trabalhadores" (pág. 19). Convém notar que a maior parte das experiências não é bem-comportada e não somente pela resistência ou rebeldia dos excluídos, mas também pelas vicissitudes dos mercados financeiros literalmente desnorteados porque desregulamentados.

Por isso, o projeto de ajuste estrutural de certa maneira pressupõe uma longa permanência no poder da coligação neoliberal, o que parece ser pouco compatível com a democracia, para dizer o mínimo. Ao apontar para esta contingência, ainda em julho de 1994, Fiori antecipa brilhantemente a campanha pela reeleição, que domina o cenário político neste último ano. Em sua melhor tirada, diz: "A dolarização inicial da economia será sempre um artifício inócuo se não estiver assegurada por condições de poder inalteráveis por um período considerável de tempo. Deste ponto de vista, aliás, o Plano Real não foi concebido para eleger FHC; FHC é que foi concebido para viabilizar no Brasil a coalizão de poder capaz de dar sustentação e permanência ao programa de estabilização do FMI e viabilidade política ao que falta ser feito das reformas preconizadas pelo Banco Mundial" (pág. 14).
Convém assinalar, finalmente, que muitas análises em "Os Moedeiros Falsos" prevêem a atual crise financeira mundial em curso. Fiori mostra o tempo todo como os planos de estabilização apoiados em âncora cambial dependem crescentemente da disponibilidade de capitais externos, que de forma alguma estava e está garantida. O Plano Real não apresenta qualquer originalidade a este respeito e sua vulnerabilidade à especulação financeira está bem retratada.

A única restrição que se pode fazer a este livro, sob todos os aspectos brilhante, esclarecedor e oportuno, é a pouca atenção que dá à discussão de alternativas ao neoliberalismo. José Luis Fiori parece recusar-se a teorizar a este respeito, enquanto as condições políticas para inverter a hegemonia neoliberal ainda não estiverem à vista. Mas, para que possam surgir, é imprescindível a formulação de alternativas historicamente convincentes. Fiori parece resignado a uma luta de resistência contra a ofensiva do grande capital. Sem uma utopia alternativa à do neoliberalismo, esta luta não tem perspectiva.

Paul Singer é professor de economia na USP e autor, entre outros livros, de "Um Governo de Esquerda para Todos" (Brasiliense).

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